domingo, 31 de agosto de 2008

My Blueberry Nights & A Guide to Recognizing Your Saints





Hoy hablaré de dos pelis porque lo más probable es que las quiten este jueves, así que corran a verlas porque las más comercialotas siguen más semanitas.
My Blueberry Nights es el título original que hace referencia al pay de moras azules que una chica con el corazón roto por una decepción amorosa disfrutaba en una café, y cuyo dueño la reconfortaba. La chica decide irse casi un año a trabajar como mesera tanto en la mañana y en la noche, para dejar de pensar en el amor perdido y para juntar dinero para un carrito. El director hongkongués Kar Wai Wong se luce presentándonos una película sobre adicciones inusuales: adicción a un pay, al juego, a una ciudad, a la honestidad (¡!).
La hermosa actriz protagónica es Norah Jones, más conocida por su bella voz para blues y baladas románticas, pero esta vez ella es la estrella y su música brinda atmósfera a la historia. Este film va mucho más allá de un video de mtv, por padre que sea dicho canal. Nueva York y Jude Law emblematizan un ímpetu romántico que recuerda a James Dean y su deambular por calles mojadas y vacías, reflejando luces neón. La fotografía es plena de intensidad emocional.
Las historias se van uniendo con tarjetas postales sin dirección y hasta vemos un altar con la Virgen de Guadalupe en Memphis para uno de los personajes, algo impensable hasta hace unos años en la América cinematográfica.
Me sorprendió ver gente que se saliera a mitad de la cinta como si fuera decepcionante. Al contrario, esta es una historia que cuenta mucho más que otras, escenas sorprendentes y cargadas de emoción genuina. Cine selecto y sublime que no debes perderte por nada del mundo si sospechas ser romántic@.


Tus Santos y Tus Demonios
Esta es una película incómoda mas no desagradable. Algunos se salen a la mitad porque rechazan tanta violencia verbal, física y emocional en su trama. Yo respeto pero no voy por la vida con una venda en los ojos. Aquí en La Paz, con tanta población trabajando cuando no para la docencia para el magisterio, es urgente que aceptemos que la cultura de la violencia llegó lamentablemente para quedarse y que necesitamos estrategias para rechazarla, combatirla y ganarle.
Esta historia presenta un grupo de adolescentes que viven en la zona más difícil de Nueva York en los 80s pero que hoy, sin broma de mi parte, se puede comparar con buena parte de cualquier colonia o fraccionamiento, de clase baja, media o alta: violencia física y psicológica intrafamiliar de padres a hijos, violencia sexual entre adolescentes, abuso a discapacitados, drogadicción, incomunicación, violencia tácita entre marido y esposa, violencia física extrema entre pandillas (muertes a tubazos, con bates de béisbol) de grafiteros. Un ciclo vicioso.
Son latinos, entre italianos y portorriqueños, que dicen no hablar inglés cuando en realidad es lo que hablan, pero la policía golpea hasta los niños en sus interrogatorios. Insisto, no es una película fácil ni que te haga salir silbando de la sala, si no más bien alerta porque a los primeros síntomas de violencia de cualquier tipo tendríamos que reaccionar con inteligencia emocional. Nada más hay que ver el ruido bombo de algunas bocinas en nuestras calles que afecta a terceros y la policía no sabe ni qué hacer al respecto. Sólo oxxos y modeloramas.
Un sorprendente final que apunta hacia el perdón y la ternura como remedio contra el abuso de autoridad del machismo pasado de generación en generación. Ampliamente recomendada para adolescentes, padres y maestros.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Se busca



Soy fan de Timur Bekmambetov, genio ruso innovador del cine espectacular que con su trilogía Guardianes del día, noche y atardecer, maravilló y convenció a Hollywood de que era absolutamente necesario para renovar la industria.
En Se busca (Wanted) no hay desperdicio. Es una película de acción, crimen y violencia, pero no se molestan en poner que también es una comedia. El sentido del humor presente en esta película es inteligente, contundente. Mira qué manera de burlarse de todo: de las gordas groseras, de los jefes malos, de los cajeros automáticos, de las ratas y de la crema de cacahuate, de los matones a sueldo. Ja ja ja já. Sensacional, sensacional!
Con decirte que dan ganas de que Angelina Jolie maltrate así en la vida real al güerito ese, ya sabes quien (Bad Trip o cómo se llama?). Muy convincenta en su papel de Fox (no el ranchero de a mentiritas que reinó seis años), la Jolie actúa haciendo lo que mejor sabe: fingir que no pasa nada. Ja ja ja ja y más ja. Ella es la buena que no cesa en su protagonismo, así en ello se le vaya la vida: radical groupie. Memorable actuación y frases breves, implacables.
El joven escocés James McAvoy hace un personaje genial: de timidón que aún cuando lo insultan pide perdón a chucha cuerera del tiro al blanco. Genial cuando toma sus pastillitas contra ataques de pánico y ve todo pulsar; genial cuando insulta (por fin! Shakespeare resucita) a su horrenda jefa; genial cuando se descuenta a tecladazos piezas molares de su mejor enemigo. A vuelo de pájaro congelado, vemos las teclas f, c, u, k flotar junto a una aún sangrante muela. Ya ni la amuelan, no quiero contar el final, si apenas voy en el principito!
El actorzazo negro Morgan Freeman, cuando no la hace de diosito All Mighty aquí es el adivino líder de una secta que ejecuta a quienes la poli mexicana ni gringa pueden porque se les escapan.
El legendario, mítico actorazo londinense Terence Stamp (nacido en 1939), aparece en un breve y crucial rol. Él encarna al mensajero que hace girar la historia 180 grados (como vuelta en u). Stamp protagonizó grandes películas del cine europeo: El coleccionista en 1965 y Teorema (de Pier Paolo Pasolini) en 1968, filmes que cambiaron el curso de la historia del cine. Es un verdadero placer ver en pantalla, dentro de una película de acción inteligente, hombres de esta talla en talento actoral. Qué nivel de interpretación! Tienen la fuerza de un sueño inolvidable.
Las secuencias de persecución en la ciudad, sobre el puente, en carro de carreras, o en un carro normal, saltando limosinas, trenes y autobuses hasta dar con el quemacocos (¿alguna vez nos habíamos preguntado si los mafiosos mandan blindar hasta el quemacocos de sus limos? Yo, profesor de la UABCS, no me habría hecho esta pregunta filosofal ni visitando Sinaloa).
Y qué decir de las ratitas! La tesis de Se busca propone una metáfora sobre el colectivismo revolucionario: el poder de los muchos organizados. Mil ratas alimentadas con dinamita en la crema de cacahuate son hechas explotar con un fin demoledor (algo así como un sindicato y su presupuesto).
Finalmente, el detalle iconoclasta (destructor de mitos) está en la muerte del carnicero más malhablado del cine reciente cuyos insultos remiten a himnos de nacos. Siempre portaba su camiseta de la Guadalupana para sentirse protegido, pero a Dios gracias, el bien triunfa sobre el mal. Absolutamente imperdible.

domingo, 17 de agosto de 2008

Stellet Licht


Luz silenciosa

23 premios en los mejores festivales de cine internacional incluyendo el premio del jurado en Cannes, Francia, en 2007, y otros países tales como Estados Unidos, España, Brasil y demás sedes latinoamericanas, respaldan el prestigio de esta extraordinaria película que por fin ilumina con su luz silenciosa las pantallas y las pupilas paceñas, a las 7.35 y 10.20 pm. No te la pierdas, por favor.
Esta es una película poética sobre los menonitas, quienes, además de ser güeritos que venden quesos en Chihuahua, poseen una lengua alemana antigua, el Plattdeutsch. Es la primera vez en la historia del cine que se hace una película en este dialecto. Por ello, el título original es Stellet Licht; en alemán, Stilles Licht; Silent Light es su título internacional, en inglés. Pero su director es a mucha honra mexicano, Carlos Reygadas, y sus dos filmes anteriores han sido éxitos en festivales también: Japón y Batallas en el cielo. Sus 3 películas son hechas en México pero son inusuales, sobresale en ellas el registro nítido del viento acompasado entre árboles, la admiración estática de los atardeceres, de los amaneceres y una fascinación por las oscuras noches estrelladas.
Quien haya tenido la oportunidad de viajar al bellísimo estado de Chihuahua, aquí tendrá oportunidad de confirmar lo fotogénico que es el paisaje chihuahuense. Casi como si fuera un documental en cámara lenta, vemos la granja, las nevadas, el río y la pileta donde estos granjeros soportan con estoicismo su condición de extranjeros no sólo en el espacio sino en el tiempo. Si en este instante todos los menonitas mexicanos se fueran a Alemania, no entenderían muchas cosas y no se darían a entender tampoco fácilmente. Su dialecto es distinto ya al alemán común y corriente que se habla hoy día.
Más que las sutilezas lingüísticas, lo subrayable aquí es la ética de la religión menonita, cuya nobleza y dulzura considera algo muy malo la infidelidad masculina, y el personaje Johan se debate, como en aquella telenovela popularizada por Televisa y la Tesorito, entre dos mujeres un camino. Claro, aquí la picardía mexicana se reduce por el gen germano y en cambio vemos genuinas lágrimas rodar por el hombre al sentirse perdido entre dos sentimientos: la gratitud por la enferma madre de sus hijos y la pasión por otra menonita, extremadamente solitaria y de nobles sentimientos. No, se ve que las telenovelas mexicanas no han mermado un ápice la moral menonita, por lo menos en esta cinta.
Ambas mujeres saben su drama porque la ética menonita prohíbe mentir, algo que la moral globalizada ya no soportaría. Bellas son las escenas del baño en la pileta, la confesión en la nieve, la canción en el pick-up en el taller mecánico, así como tanto el amanecer y anochecer con que inicia y finaliza esta larga y lenta película de 2 horas y 20 minutos pero que vale la pena, el placer, cada minuto. Nada que ver con el cine comercial que está trastornando y transformando el comportamiento mundial de los adultos en niños adolescentes.
La canción en cuestión es “No volveré” de nuestro ídolo José Alfredo Jiménez, interpretada magistralmente en español pero al estilo country por una banda gringa, con una dulzura sorprendente que rivaliza con la bravura del charro, pero igualmente emotiva, eh? Cine poético, distinto, relajante. Vela por favor que de esto no hay todos los días. Apoya el cine de otro enfoque, tú que te quejas tanto de que puro churro gringo y terminas siendo más gringo que los gringos.

martes, 24 de junio de 2008

LOS FALSIFICADORES


Los falsificadores
Dr. Rubén Olachea, UABCS (rolachea@yahoo.com, dvdver.blogspot.com)
Pocas veces tenemos el gusto de ver cine germano-austriaco en la ciudad y esta es una excelente oportunidad para hacerlo: esta película ganó el Óscar a la mejor película extranjera pero aún así es probable que tenga una corrida breve en las pantallas locales, pues la gente no está muy dispuesta a ver una película cuya publicidad no invade nuestro espacio mental ni visual desde la entrada al cine.
Los falsificadores es un excelente título para una película que en su lengua original se llama Die Fälscher, en Canadá se llamó The Counterfeiter y en Estados Unidos se llamó The Counterfeiters. Pónganse de acuerdo: ¿el falsificador o los falsificadores? Bueno, es una pregunta ingeniosa, ambigua y de difícil respuesta, como tantas en esta vida. El personaje principal es el falsificador, pero le asignan un grupo de talentosos prisioneros que para sobrevivir los campos de concentración nazi se volvieron eso: falsificadores de dinero.
Acorde a la presentación de este filme con base en hechos reales, en los campos nazis se perpretó una hazaña criminal de enormes proporciones: se reprodujo con gran exactitud la libra esterlina, hasta quintuplicar las reservas del tesoro del Bank of England, lo cual ya es decir mucho y ello redimensiona la magnitud y relevancia histórica de esta cinta: los nazis estaban en la bancarrota.
La siguiente hazaña por parte del plan nazi era producir millones de billetes de distinta denominación del dólar americano y estos hombres resistieron hasta el final de la guerra, inventando excusas varias para retrasar el proceso, pues se dieron cuenta, por sus filiaciones ideológicas y artísticas que en ese pequeño espacio tipo laboratorio bien se pudo decidir el curso de la historia, por lo menos un triunfo para Hitler.
Karl Markovics es Salomón “Sally” Sorowitsch, un judío ruso que de hecho ya había perdido a toda su familia a manos de la turbulencia política del siglo pasado. Judío que prefería hablar alemán, judío que negaba ser artista cuando lo era, judío cuyo lema se enuncia una sola vez en el film: “no les daré el placer a los nazis de avergonzarme de estar vivo”, frase enigmática si se la piensa, pues tal parece era ese el objetivo de la campaña de terror psicológico emprendido por los falsos arios: avergüénzate de estar vivo. Hoy aplico este lema a mi alrededor y percibo con asombro su perversa eficacia en más de un caso para la araña.
Espero que me entiendas cuando comparo a las películas sobre la segunda guerra mundial con las comedias: como cada nueva adición expande las posibilidades creativas del género, ya no sabe uno qué sigue. A propósito pongo en minúsculas el evento bélico, pues de vez en cuando disfruto minimizar la importancia de eventos tan desvastadores como aquéllos y les dejo la solemnidad gráfica a mis colegas historiadores.
Este es un filme que lo mismo muestra escenas de esplendor y liviandad en los casinos de Montecarlo, El hotel de París, y el champagne es Rostschild (no sidra!) tanto en la preguerra como en la postguerra. Europa, Europa. Pero dentro de los campos de concentración, la miseria humana es inenarrable, aterradora, y debiera ser irrepetible. Visualmente, este film apela a la memoria colectiva, pero la tentación de esta generación del tercer milenio es olvidar y no a propósito, si no por efecto mediático. Yo estoy aquí para impedirlo y otros muchos. Si no alcanzas a verla, por lo menos en dvd, un buen día, con o sin champagne Rostschild.

Datos personales

Mi foto
Oui, c´est moi... Voilá! Mi email es rolachea@yahoo.com