
Hoy hablaré de dos pelis porque lo más probable es que las quiten este jueves, así que corran a verlas porque las más comercialotas siguen más semanitas.
My Blueberry Nights es el título original que hace referencia al pay de moras azules que una chica con el corazón roto por una decepción amorosa disfrutaba en una café, y cuyo dueño la reconfortaba. La chica decide irse casi un año a trabajar como mesera tanto en la mañana y en la noche, para dejar de pensar en el amor perdido y para juntar dinero para un carrito. El director hongkongués Kar Wai Wong se luce presentándonos una película sobre adicciones inusuales: adicción a un pay, al juego, a una ciudad, a la honestidad (¡!).
La hermosa actriz protagónica es Norah Jones, más conocida por su bella voz para blues y baladas románticas, pero esta vez ella es la estrella y su música brinda atmósfera a la historia. Este film va mucho más allá de un video de mtv, por padre que sea dicho canal. Nueva York y Jude Law emblematizan un ímpetu romántico que recuerda a James Dean y su deambular por calles mojadas y vacías, reflejando luces neón. La fotografía es plena de intensidad emocional.
Las historias se van uniendo con tarjetas postales sin dirección y hasta vemos un altar con la Virgen de Guadalupe en Memphis para uno de los personajes, algo impensable hasta hace unos años en la América cinematográfica.
Me sorprendió ver gente que se saliera a mitad de la cinta como si fuera decepcionante. Al contrario, esta es una historia que cuenta mucho más que otras, escenas sorprendentes y cargadas de emoción genuina. Cine selecto y sublime que no debes perderte por nada del mundo si sospechas ser romántic@.
My Blueberry Nights es el título original que hace referencia al pay de moras azules que una chica con el corazón roto por una decepción amorosa disfrutaba en una café, y cuyo dueño la reconfortaba. La chica decide irse casi un año a trabajar como mesera tanto en la mañana y en la noche, para dejar de pensar en el amor perdido y para juntar dinero para un carrito. El director hongkongués Kar Wai Wong se luce presentándonos una película sobre adicciones inusuales: adicción a un pay, al juego, a una ciudad, a la honestidad (¡!).
La hermosa actriz protagónica es Norah Jones, más conocida por su bella voz para blues y baladas románticas, pero esta vez ella es la estrella y su música brinda atmósfera a la historia. Este film va mucho más allá de un video de mtv, por padre que sea dicho canal. Nueva York y Jude Law emblematizan un ímpetu romántico que recuerda a James Dean y su deambular por calles mojadas y vacías, reflejando luces neón. La fotografía es plena de intensidad emocional.
Las historias se van uniendo con tarjetas postales sin dirección y hasta vemos un altar con la Virgen de Guadalupe en Memphis para uno de los personajes, algo impensable hasta hace unos años en la América cinematográfica.
Me sorprendió ver gente que se saliera a mitad de la cinta como si fuera decepcionante. Al contrario, esta es una historia que cuenta mucho más que otras, escenas sorprendentes y cargadas de emoción genuina. Cine selecto y sublime que no debes perderte por nada del mundo si sospechas ser romántic@.

Tus Santos y Tus Demonios
Esta es una película incómoda mas no desagradable. Algunos se salen a la mitad porque rechazan tanta violencia verbal, física y emocional en su trama. Yo respeto pero no voy por la vida con una venda en los ojos. Aquí en La Paz, con tanta población trabajando cuando no para la docencia para el magisterio, es urgente que aceptemos que la cultura de la violencia llegó lamentablemente para quedarse y que necesitamos estrategias para rechazarla, combatirla y ganarle.
Esta historia presenta un grupo de adolescentes que viven en la zona más difícil de Nueva York en los 80s pero que hoy, sin broma de mi parte, se puede comparar con buena parte de cualquier colonia o fraccionamiento, de clase baja, media o alta: violencia física y psicológica intrafamiliar de padres a hijos, violencia sexual entre adolescentes, abuso a discapacitados, drogadicción, incomunicación, violencia tácita entre marido y esposa, violencia física extrema entre pandillas (muertes a tubazos, con bates de béisbol) de grafiteros. Un ciclo vicioso.
Son latinos, entre italianos y portorriqueños, que dicen no hablar inglés cuando en realidad es lo que hablan, pero la policía golpea hasta los niños en sus interrogatorios. Insisto, no es una película fácil ni que te haga salir silbando de la sala, si no más bien alerta porque a los primeros síntomas de violencia de cualquier tipo tendríamos que reaccionar con inteligencia emocional. Nada más hay que ver el ruido bombo de algunas bocinas en nuestras calles que afecta a terceros y la policía no sabe ni qué hacer al respecto. Sólo oxxos y modeloramas.
Un sorprendente final que apunta hacia el perdón y la ternura como remedio contra el abuso de autoridad del machismo pasado de generación en generación. Ampliamente recomendada para adolescentes, padres y maestros.
Esta es una película incómoda mas no desagradable. Algunos se salen a la mitad porque rechazan tanta violencia verbal, física y emocional en su trama. Yo respeto pero no voy por la vida con una venda en los ojos. Aquí en La Paz, con tanta población trabajando cuando no para la docencia para el magisterio, es urgente que aceptemos que la cultura de la violencia llegó lamentablemente para quedarse y que necesitamos estrategias para rechazarla, combatirla y ganarle.
Esta historia presenta un grupo de adolescentes que viven en la zona más difícil de Nueva York en los 80s pero que hoy, sin broma de mi parte, se puede comparar con buena parte de cualquier colonia o fraccionamiento, de clase baja, media o alta: violencia física y psicológica intrafamiliar de padres a hijos, violencia sexual entre adolescentes, abuso a discapacitados, drogadicción, incomunicación, violencia tácita entre marido y esposa, violencia física extrema entre pandillas (muertes a tubazos, con bates de béisbol) de grafiteros. Un ciclo vicioso.
Son latinos, entre italianos y portorriqueños, que dicen no hablar inglés cuando en realidad es lo que hablan, pero la policía golpea hasta los niños en sus interrogatorios. Insisto, no es una película fácil ni que te haga salir silbando de la sala, si no más bien alerta porque a los primeros síntomas de violencia de cualquier tipo tendríamos que reaccionar con inteligencia emocional. Nada más hay que ver el ruido bombo de algunas bocinas en nuestras calles que afecta a terceros y la policía no sabe ni qué hacer al respecto. Sólo oxxos y modeloramas.
Un sorprendente final que apunta hacia el perdón y la ternura como remedio contra el abuso de autoridad del machismo pasado de generación en generación. Ampliamente recomendada para adolescentes, padres y maestros.



